Los niños con progeria se ven saludables cuando nacen, pero comienzan a mostrar síntomas en su primer año, señala Wikipedia. No pueden crecer a un ritmo normal, pierden el cabello y se vuelven frágiles.
La enfermedad se debe a un exceso de progerina, una proteína que es responsable de algunos de los efectos del envejecimiento. No hay cura para la enfermedad, pero a partir de agosto de 2014, la Progeria Research Foundation participa en tres ensayos clínicos de tratamientos potenciales.
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