Estas fuentes incluyen, pero no se limitan a, los problemas con el trabajo o ganar una renta, crianza de los hijos, la educación, el sexo y la socialización, el estado o el lenguaje de la inmigración, la salud física y psicológica personal, la presión de grupo u otras causas de marginación social. Un denominador común de muchas de estas fuentes de estrés se refiere a la condición social. Por ejemplo, por ser de baja condición social comúnmente implica estar sujeto a menos oportunidades de trabajo o de ingresos y una menor calidad de la educación, así como la disminución de acceso a los recursos adecuados para la salud. A su vez, estos problemas contribuyen de forma cíclica a los demás, especialmente con respecto a las relaciones interpersonales, como las inherentes al matrimonio y la crianza de los hijos. Con la condición social inferior a menudo viene un sentimiento de impotencia.
Otra fuente muy común de estrés social afecta a los jóvenes y es el deseo de ajustarse a la presión de grupo. Aunque no siempre es estresante o dañina, la presión de grupo también puede crear tensión social y afectar negativamente a los que tienen los niveles de confianza en sí mismo más bajos o sentido del yo.